Hola Millie! Me pasó tu blog Juliette, y lo leí y quise escribirte un comentario, pero no pude publicarlo porque no tengo blog (creo que fue por eso, no manejo mucho estas tecnologias jaj).
Quería comentarte que una oración que escribiste " Por qué conformarme con poco?" contiene una verdad enorme!! ¿Por que conformarte con poco si te merecés lo mejor de la vida, como todo ser? Todos los cambios asustan, todos nos asustamos ante lo desconocido. Y nos acostumbramos a vivir mal, el 99% de las personas, cada una con su dolencia o dificultad por superar, oído, vista, circulación, bla bla y ni hablar del ánimo! Nos acostumbramos a vivir tristes, apagados, alienados, desconfiando, teniendo miedo, y llegamos a pensar que eso es lo normal, lo natural. De ninguna manera. Por lo que leí en tu blog sos una persona valiente, alegre, buscadora, creativa, talentosa. Y que tiene ganas de ESCUCHAR lo que la vida tiene para decir a través de mil formas. El oído no es indispensable para escuchar la vida, pero la verdad es que oír ADEMAS de escuchar de otras maneras, te puede aportar muchas cosas hermosas que van a contribuír a tu plenitud como persona, a tu desarrollo, a tu felicidad, a que no te pierdas nada que tal vez tengas ganas de hacer que incluyen el sentido del oído, hoy o el día de mañana. Por qué perdértelo? Siempre que tenemos algo así que nos asusta por delante creemos que es un fantasma enorme, lo peor del mundo, y cuando damos el paso y ya está... no podemos creer que se trataba de algo tan simple.
Disculpá si te invadí el face con este mensaje sin permiso jaj... sólo quería decirte estas palabras y alentarte porque no hay nada que perder!!! y mucho por ganar.
Hermosa la pintura de colores que tenés en el blog!
Te mando un beso,
Caro
Sí, justo después de ese episodio que pasé en el colegio me encontré con esta linda sorpresa en el inbox de mi Facebook. Imposible de esperar. Fue increíble cómo después de estar verdaderamente dispuesta a dejar entrar el implante en mi vida se me abrieron un montón de puertas diferentes. Empecé a ver lo bueno en vez de lo malo. Había tocado fondo y caí en la cuenta que no me quedaba nada sino mejorar con el implante. Pero esto no se trata de mi caso particular, de mi audición; puede ser cualquier tipo de decisión. Siempre nos van a dar miedo los cambios. Nunca sabés si va a ser bueno o malo, si te va a perjudicar o beneficiar. La vida es así, está llena de incertidumbres y eso es lo que hace que valga la pena vivirla. Si ya supiéramos de antemano cómo sería todo no existiría el factor emocionante que hace que sientas curiosidad, miedo, valor, ansiedad, alegría, en fin, todo un menjunje de sentimientos que, al fin y al cabo, son muy lindos y que nutren nuestras vidas. Me daba miedo, pero lo afronté y ahora me siento más fuerte que nunca. Nada es casualidad, como bien dijo Caro, todo forma parte del camino que estamos creando. Poco a poco todo empieza a encajar. "Y fue lo mejor que me pasó en el día, porque si no me hubiese hecho esa pregunta el profesor, yo no hubiese llorado ni hubiese hablado con Elena ni hubiese estado segura hoy que me lo tengo que hacer, que me lo quiero hacer". Eso mismo lo incluí en la respuesta que le mandé a Caro (una amorosa, deberían haber más personas como ella) y me alegra decir que hoy, Lunes 10 de Septiembre, estoy esperando con grandes ansias la operación que se va a realizar el 17 DE OCTUBRE! Sí, señores. Ya tengo fecha para el implante y no puedo estar más contenta con la decisión, probablemente la mejor de mi vida. Así que ánimo, que la todo vale la pena! La vida vale la pena (:
lunes, 10 de septiembre de 2012
ESE momento (parte III)
Dolieron esas palabras, y mucho. Me sentía impotente porque no podía hacer nada. Lloraba, y no podía hacer nada. No cambiaba nada. Qué iba a hacer? No quiero pensar. No quiero hablar. Dormir. Nuevo día. Tratar de olvidar. Dejarlo atrás y seguir adelante.
Clase de Economía Política, sentada en el fondo. Nunca entiendo nada lo que dice Alex, el profesor, no modula. Bajón. Agarro mi cuaderno de dibujo y comienzo a trazar una línea, una curva, otra línea: una gota. Lo repito en distintos tamaños. Me gustan las gotas. Son transparentes, delicadas, perfectas a su manera. Pinto los contornos de color azul, y el fondo gris con lápiz. Mili. Mili. Me escuchás? Te estoy hablando. Levanto la cabeza y ahí estaba Alex, mirándome desde atrás de sus anteojos redondos, tratando de llamar mi atención. Lo miro, me mira. Qué pasa? No me escuchás? No. Y si te sentás adelante no vas a escuchar mejor? Es lo mismo. No entendés nada de nada? No entiendo nada de nada. No funciona el aparato? No. No funciona nada, ya no sirve más nada. BAM. Me pegó fuerte lo que le contesté, "ya no sirve más nada". Silencio.
Clase de Economía Política, sentada en el fondo. Nunca entiendo nada lo que dice Alex, el profesor, no modula. Bajón. Agarro mi cuaderno de dibujo y comienzo a trazar una línea, una curva, otra línea: una gota. Lo repito en distintos tamaños. Me gustan las gotas. Son transparentes, delicadas, perfectas a su manera. Pinto los contornos de color azul, y el fondo gris con lápiz. Mili. Mili. Me escuchás? Te estoy hablando. Levanto la cabeza y ahí estaba Alex, mirándome desde atrás de sus anteojos redondos, tratando de llamar mi atención. Lo miro, me mira. Qué pasa? No me escuchás? No. Y si te sentás adelante no vas a escuchar mejor? Es lo mismo. No entendés nada de nada? No entiendo nada de nada. No funciona el aparato? No. No funciona nada, ya no sirve más nada. BAM. Me pegó fuerte lo que le contesté, "ya no sirve más nada". Silencio.
Alex se alejó y siguió dando la clase como si nada. Pero yo no, a mí me afectó. Me levanté de mi banco tratando de contenerme. Sin embargo, cuando llegué adelante para pedir permiso para salir ya había estallado. Salí de la clase bien rápido y fui directo al baño. Me descargué un buen rato. Salgo y estaba Luli, una de mis mejores amigas (y qué haría uno sin amigos?) e inmediatamente nos abrazamos. Me sentí contenida, lo necesitaba. La abracé sin darme cuenta que a partir de ese momento todo iba a mejorar.
No me dijo mucho, los gestos pueden llegar a valer más que mil palabras entre nosotras, y este fue el caso. Me hizo sentir mejor, que no estaba sola, que aún sin que me entiendan completamente iban a estar ahí para sostenerme.
Cuando salimos me dio la idea de hablar con Elena, la psicopedagoga del colegio. Ahora, MUY pocas veces encontramos tiempo para hablar con ella porque está ocupada, y además porque viene solo 2 veces por semana. Así que fue un regalo del cielo que ella haya estado ahí, en ese momento, para ser la persona que me haga pensar desde otro punto de vista, que me inspire confianza y que me ayude a avanzar con mi vida. Elena no es tan solo una psicopedagoga. Ella me escucha, me alienta, y siempre tiene las palabras justas para todo. No sé cómo se llaman las personas así, pero de cualquier manera siempre me inspira con todo lo que hace por mí y por los demás.
Nos sentamos a charlar. Me preguntó qué me pasaba, qué sentía, me compartió sus historias de vida. En una me dice "te das cuenta que cuando te implantes vas a escuchar la vida?". LA VIDA, que es lo que yo quiero vivir como se corresponde. Y por más miedo que me daba, ella me mostró que las cosas sólo podían mejorar, me reconfortó, me inspiró seguridad y tranquilidad. Y fue lo mejor que me pasó en el día, porque si no me hubiese hecho esa pregunta el profesor, yo no hubiese llorado ni hubiese hablado con Elena ni hubiese estado segura hoy que me lo tengo que hacer, que me lo quiero hacer.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)