jueves, 22 de noviembre de 2012

Recta final

Sé que me estoy adelantando y MUCHO, pero esto no puede esperar. La conexión es en exactamente en 2 horas y 20 minutos! Así que retrocedo muy muy poquito para llegar a este momento que hace tanto que vengo esperando que pase. Sí, el salto final.
"Fueron raras estas últimas dos semanas; realmente no sé cómo explicar mi estado de ánimo. Debería estar contenta, no? Sin embargo, la historia se repite, y una y otra vez me vuelve a pasar lo mismo. Es que todavía no veo todo lo bueno que me va a traer esto? Las cosas salieron mucho mejor de lo que esperaba y yo sigo siendo una desagradecida y eso me repudia. Se acerca uno de los días más importantes de mi vida, Jueves 22 de Noviembre, que por cierto también es el día de la música (eso nunca lo voy a olvidar) y yo sigo así. No puedo creer que finalmente haya llegado el día, no puedo. Quiero llorar, gritar, detener el tiempo. Y si no estoy lista? Y si no puedo lidiar con todo? Y si me decepciono y no puedo acudir a nadie? Creo que tengo miedo de volver a quedarme sola, tan solo yo y mis pensamientos y sentimientos, incomprendida."
Bueno, esto lo escribí ayer a la noche y me vi interrumpida por unos mensajes que me mando mi prima, sacando esa parte mía que quería evitar. Justo se había cortado la luz por lo que yo estaba a oscuras, en mi habitación, tirada en la cama escribiendo ese texto. Y sí, me puse a llorar. La estaba pasando mal, eran los nervios hablando; sé que eran los nervios. Estaba siendo bastante dura conmigo misma, creyéndome cobarde porque siempre me agarra miedo a pesar de todo por lo que ya pasé. Siempre lo mismo. En cuanto a las cosas que tengo que agradecer, son muchas, pero eso lo dejamos para después, no me quiero ir de tema. En fin, de pronto veo una luz acercándose a mí en medio de la oscuridad. No, no es una metáfora, era el celular de mi hermano, aunque en cierta manera sí supuso una luz de esperanza para mí. Se acercó, me vio llorando y me preguntó qué me pasaba. Mi llanto aumentó. Él, muy tierno, me secó las lágrimas que corrían por mi rostro y me abrazó. Fue el abrazo más cálido que recibí en mucho tiempo. Me reconfortó. Después llamó a mi papá pero yo realmente no tenía ganas de hablar con nadie. Así que me llevaron a tomar un helado, de todas formas no había nada para hacer con la casa a oscuras. Salimos y me calmé un poco. No hay nada que venga mejor como un poco de aire fresco y helado. Incluso cuando salí me llegó otro mensaje de mi prima: "El miedo paraliza. Es lo contrario al amor. Sos tan valiente que llegando hasta acá ahora falta lo más hermoso".
Uy, no, me tengo que ir y esto debe ser publicado! Prometo que después continúo y para ese entonces ya voy a estar conectada! Ya les informaré cómo se siente todo, cómo fue el momento! Fdkjbfkd se me viene una aventura! Cambio y fuera.

domingo, 11 de noviembre de 2012

En un abrir y cerrar de ojos

Me acosté en la camilla y lloré un poquito más. El cardiólogo me miró, y con una mirada muy cálida y muy relajado me dijo "ahora a dormir". Cerré los ojos y me perdí en un sueño vacío.
Desperté. Parecía que no había pasado nada de tiempo. Fue literalmente en un abrir y cerrar de ojos, para mí, como transcurrió todo. Me dijeron que me desperté a los 45 minutos. Simplemente abrí los ojos, sonreí y me volví a dormir. Al cabo de unas horas desperté nuevamente. Abrí los ojos, esta vez de verdad. Ya había pasado todo y no lo podía creer. Ya estaba adentro, ya había terminado, ya había dado el paso que más miedo me daba. Así como así, al despertar de aquel sueño que no fue sueño, ya había pasado todo. Me sentía mareada, con nauseas, perdida. Estaba pálida y me dolía un poco el costado izquierdo. Recuerdo el trayecto desde donde estaba hasta la habitación. Yo giraba de un lado a otro, no precipitadamente, pero estaba exhausta y no me sentía para nada bien. La gente me miraba y yo no me imaginaba el aspecto que debía tener. En realidad no me sentía tan mal pero debía aparentarlo.
Básicamente, me llevaron a mi habitación y dormí la mayor parte del tiempo. No hice mucho aparte de comer, mirar un poco la tele y dormir. También me hicieron una radiografía que fue el único momento que salí de la habitación durante la estadía en la clínica. Yo saludaba a todos los enfermeros y al personal que me atendía, eran todos muy amables. Me tenían que venir a cambiar el suero y la anestesia cada tanto para que no me doliera y debía moverme lo menos posible. También me venían a preguntar si me sentía bien y demás. Igual yo estaba muy contenta, por ahí fueron los calmantes mismos, pero me sentía bien dentro de todo, todavía anonada por el hecho de que ya había pasado todo lo que temía.
Al otro día me cambiaron la venda y me dieron de alta. A eso de las 10 de la mañana ya me estaba yendo de la clínica. Mi padre me tomó muchas fotos, algunas incluso graciosas, que luego subí a Facebook y donde recibí muchos comentarios que me sacaron sonrisas. Lo mejor que se puede hacer es ponerle humor, nunca está demás. Fue una manera alternativa de aceptar lo que estaba viviendo al compartírselo a mis conocidos, amigos y familiares, algo que no había hecho en el pasado.
Me contaron de todos los familiares y gente cercana que fueron a esperar junto a mis padres y hermano durante la operación. Me alegró mucho saber de todo el apoyo con el que contaba. Incluso el día anterior había ido al colegio a despedirme de mis amigos. Todo transcurrió de la siguiente manera: un par de días antes de la operación me había enfermado. Me dolía mucho la garganta, estaba con tos, moco y demás. Cuestión, el lunes mi médica me dice que tenía que ir a hacerme un estudio porque si me daba positivo y tenía un virus no me podía operar. Sin embargo yo estaba muy segura que no me tenía nada, que no era tan grave, pero debía hacérmelo igual. Claramente, el resultado dio negativo, pero al otro día debí permanecer en mi casa por las dudas. Y yo no me había despedido porque la decisión fue a último momento! Finalmente me dejaron ir a pasar a saludar a la salida del colegio, así que fui a eso de las 4. Llego al colegio, abro la puerta y saltan mis amigos. Cami se me acerca con un cupcake y un encendedor con todos en el fondo cantando el feliz cumpleaños a coro. Se me iluminó la cara, no podía estar más contenta y emocionada. Acto seguido me abrazaron todos, uno por uno, incluso saludé a profesoras, directoras y demás. Comimos cupcakes que cocinó mi muy buena amiga Luli y poco a poco todos comenzaron a retirarse. Me quedé con mis más amigas y ahí fue cuando más lloré. Era la despedida de una vida que nunca más iba a volver a tener, una vida que dejaba atrás y que sería un cambio no solo para mí, sino para los demás también. Además, me entregaron un sobre lleno de pequeñas cartitas que me escribieron entre todos los del curso, gente fuera del curso, profesores, preceptores, directores, etc. y que leí esa misma noche y que me hicieron llorar muchísimo! Pero fue re lindo, me envolvieron con sus palabras cálidas, me hicieron sentir buena persona, como que sí estaba dejando una marca en este mundo por más mínima que sea! Por fin todo encajaba perfectamente! En fin, no podría haber salido mejor. Me estaba adentrando en un nuevo mundo de la mejor manera que se puede imaginar: feliz, segura, acompañada.