Me acosté en la camilla y lloré un poquito más. El cardiólogo me miró, y con una mirada muy cálida y muy relajado me dijo "ahora a dormir". Cerré los ojos y me perdí en un sueño vacío.
Desperté. Parecía que no había pasado nada de tiempo. Fue literalmente en un abrir y cerrar de ojos, para mí, como transcurrió todo. Me dijeron que me desperté a los 45 minutos. Simplemente abrí los ojos, sonreí y me volví a dormir. Al cabo de unas horas desperté nuevamente. Abrí los ojos, esta vez de verdad. Ya había pasado todo y no lo podía creer. Ya estaba adentro, ya había terminado, ya había dado el paso que más miedo me daba. Así como así, al despertar de aquel sueño que no fue sueño, ya había pasado todo. Me sentía mareada, con nauseas, perdida. Estaba pálida y me dolía un poco el costado izquierdo. Recuerdo el trayecto desde donde estaba hasta la habitación. Yo giraba de un lado a otro, no precipitadamente, pero estaba exhausta y no me sentía para nada bien. La gente me miraba y yo no me imaginaba el aspecto que debía tener. En realidad no me sentía tan mal pero debía aparentarlo.
Básicamente, me llevaron a mi habitación y dormí la mayor parte del tiempo. No hice mucho aparte de comer, mirar un poco la tele y dormir. También me hicieron una radiografía que fue el único momento que salí de la habitación durante la estadía en la clínica. Yo saludaba a todos los enfermeros y al personal que me atendía, eran todos muy amables. Me tenían que venir a cambiar el suero y la anestesia cada tanto para que no me doliera y debía moverme lo menos posible. También me venían a preguntar si me sentía bien y demás. Igual yo estaba muy contenta, por ahí fueron los calmantes mismos, pero me sentía bien dentro de todo, todavía anonada por el hecho de que ya había pasado todo lo que temía.
Al otro día me cambiaron la venda y me dieron de alta. A eso de las 10 de la mañana ya me estaba yendo de la clínica. Mi padre me tomó muchas fotos, algunas incluso graciosas, que luego subí a Facebook y donde recibí muchos comentarios que me sacaron sonrisas. Lo mejor que se puede hacer es ponerle humor, nunca está demás. Fue una manera alternativa de aceptar lo que estaba viviendo al compartírselo a mis conocidos, amigos y familiares, algo que no había hecho en el pasado.
Me contaron de todos los familiares y gente cercana que fueron a esperar junto a mis padres y hermano durante la operación. Me alegró mucho saber de todo el apoyo con el que contaba. Incluso el día anterior había ido al colegio a despedirme de mis amigos. Todo transcurrió de la siguiente manera: un par de días antes de la operación me había enfermado. Me dolía mucho la garganta, estaba con tos, moco y demás. Cuestión, el lunes mi médica me dice que tenía que ir a hacerme un estudio porque si me daba positivo y tenía un virus no me podía operar. Sin embargo yo estaba muy segura que no me tenía nada, que no era tan grave, pero debía hacérmelo igual. Claramente, el resultado dio negativo, pero al otro día debí permanecer en mi casa por las dudas. Y yo no me había despedido porque la decisión fue a último momento! Finalmente me dejaron ir a pasar a saludar a la salida del colegio, así que fui a eso de las 4. Llego al colegio, abro la puerta y saltan mis amigos. Cami se me acerca con un cupcake y un encendedor con todos en el fondo cantando el feliz cumpleaños a coro. Se me iluminó la cara, no podía estar más contenta y emocionada. Acto seguido me abrazaron todos, uno por uno, incluso saludé a profesoras, directoras y demás. Comimos cupcakes que cocinó mi muy buena amiga Luli y poco a poco todos comenzaron a retirarse. Me quedé con mis más amigas y ahí fue cuando más lloré. Era la despedida de una vida que nunca más iba a volver a tener, una vida que dejaba atrás y que sería un cambio no solo para mí, sino para los demás también. Además, me entregaron un sobre lleno de pequeñas cartitas que me escribieron entre todos los del curso, gente fuera del curso, profesores, preceptores, directores, etc. y que leí esa misma noche y que me hicieron llorar muchísimo! Pero fue re lindo, me envolvieron con sus palabras cálidas, me hicieron sentir buena persona, como que sí estaba dejando una marca en este mundo por más mínima que sea! Por fin todo encajaba perfectamente! En fin, no podría haber salido mejor. Me estaba adentrando en un nuevo mundo de la mejor manera que se puede imaginar: feliz, segura, acompañada.
Cool! Muy genial :)
ResponderEliminarOpino que la Millie de marzo, la que empezó a escribir esas cosas que estuve leyendo, que tenía tanto miedo... Bueno, ella, debería leer el post que acabás de publicar :)
Te quiero!
Y quiero saber qué pasó después :O El viaje en auto y demás