Entonces en la primera semana todo fue bastante tranquilo. Los primeros días había notado diferencias en la percepción, escasos sonidos que antes no registraba directamente. De todas formas, no escuchaba propiamente dicho, era más que nada sentir sonidos que sonaban todos iguales.
El día previo a la segunda calibración me junté con Gina para realizar un par de pruebas. Nos enteramos que efectivamente estaba prestando más atención con el oído derecho (el que no tengo implantado) para compensar las mejorías del izquierdo. Y es buenísimo, hasta yo me doy cuenta! Ahora me siento mucho más atenta que antes y, por ende, entiendo más, independientemente de lo que escuche o no. En fin, la primera semana transcurrió sin ninguna novedad demasiado importante y no me costó mucho adaptarme. Ya para la segunda calibración la audición me había "bajado". Es decir, me había acostumbrado a este pequeño impulso que se me dio con la primera calibración entonces no había ningún cambio drástico, no escuchaba mucho. Es más, se podría decir que escuchaba más con el audífono.
Sin embargo, la segunda calibración fue un éxito increíble, por ahora fue la que más me gustó de las dos. El mismo día de esa calibración ya estaba escuchando un montón de ruidos más que antes. Me pusieron dos opciones para elegir: uno que me suena más suave (cuyas frecuencias graves y agudas están más parejas) y otro que tiene los agudos más altos que los graves, haciendo que escuche miles de cosas que con el otro programa no puedo. Ese día usé el primer programa, sino era demasiado. Pero ya al otro día le agarré la mano al segundo, y ahora me gusta incluso más. La calibración fue un jueves; al otro día ya escuché un pájaro! Algo que había esperado por tanto tiempo! Igual todavía no lo escucho tan claro, pero por lo menos está! Ese viernes fue muy alentador: me junté con mis compañeros de curso para festejar que terminamos el año, cocinamos pizzas, comimos, hablamos, nos reímos y demás. El tema es que escuché un montón de cosas! Por ejemplo, los platos, cubiertos y demás cosas metálicas chocando contra la mesada (que con la primera calibración los escuchaba pero en menor medida), los aplausos me volvían loca, notas en las voces, etc. Me encanta escucharlo, sentirlo, por más que no los identifique mucho, pero de a poco me acostumbro y siento como si no tuviera que hacer esfuerzo siquiera; simplemente está ahí. Hoy escuché el chirrido de un tren cuando frenaba, justo que una amiga me comentaba que odiaba ese ruido y yo nunca lo había escuchado. Me encanta estar prestando atención sin siquiera darme cuenta y descubrir tantas cositas nuevas. Me encanta demasiado todo, aunque a veces sea un poquitín molesto. Es cuestión de acostumbrarse nada más. Pensar que hasta escuché un timbre, en tan poco tiempo! Como para no estar contenta! Estoy muy ansiosa por lo que se viene, no puedo esperar a seguir llenándome de sonidos.
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