lunes, 24 de diciembre de 2012

Detalles

Ya pasó un tiempo desde la tercera calibración y cada vez se pone mejooor! Es muy loco que con cada una de ellas pienso que están re fuertes y después me hacen otra y resulta que estaban muy bajitas! Es como una escala sin fin que sube, y sube, y sube y sube...
Cada calibración es una sorpresa. En la última se le hizo más énfasis en la voz. Empecé a escuchar como una  resonancia detrás de cada voz, muy difícil de explicar. Lo importante es que ya no eran sonidos chatos, secos, sino que tenían mucho más color y vibraciones, notas que antes desconocía. También empecé a escuchar mi propia voz un poco distinta, sin dejar de sorprenderme cada vez que hablaba prácticamente. Sin embargo, en mi caso particular, logré adaptarme considerablemente rápido ya que en el día de hoy no puedo distinguir definidamente cuándo dejé de escuchar estos "sonidos de fondo".
Es increíble lo natural que me resulta todo. Escuchar. El sonido simplemente entra, está ahí sin buscarlo, sin esfuerzo. Me encanta poder escuchar detalles y me apena sacarme el implante a la noche. Con tan solo la tercera calibración ya estoy muy apegada y lo disfruto mucho! Incluso siento que entiendo mucho más porque al entrar más sonido la lectura labial se vuelve más relajada que antes, lo cual es una gran ventaja. Como siempre, al pasar el tiempo empiezo a escuchar "menos" hasta la siguiente calibración, que esta vez es el 17 de Enero. Incluso en la última que me hicieron me establecieron cuatro programas que van en aumento de volúmen; ya estoy usando el último programa como para darse una idea de lo rápido de que acostumbré, considerando que los primeros días me molestaba un poco la nueva calibración. Es temporánea la poca comodidad al recibir las nuevas calibraciones, más que nada porque se trata de algo nuevo de lo que nunca antes tuve registro, pero aún así disfruto las diferencias, y mucho.
Cada vez que escucho algo distinto me desconcierta pensar que ya pasaron dos meses de mi operación, del miedo que tenía. Todo me desconcierta! Sigo sin creer que ya estoy en camino con esta nueva vida! Es que es tan natural que casi no me doy cuenta. Por eso estoy eternamente agradecida por lo que estoy viviendo y por lo que está por venir. Sigo yendo por más!

PD: Feliz Navidad!

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Canto de pájaro

Entonces en la primera semana todo fue bastante tranquilo. Los primeros días había notado diferencias en la percepción, escasos sonidos que antes no registraba directamente. De todas formas, no escuchaba propiamente dicho, era más que nada sentir sonidos que sonaban todos iguales.
El día previo a la segunda calibración me junté con Gina para realizar un par de pruebas. Nos enteramos que efectivamente estaba prestando más atención con el oído derecho (el que no tengo implantado) para compensar las mejorías del izquierdo. Y es buenísimo, hasta yo me doy cuenta! Ahora me siento mucho más atenta que antes y, por ende, entiendo más, independientemente de lo que escuche o no. En fin, la primera semana transcurrió sin ninguna novedad demasiado importante y no me costó mucho adaptarme. Ya para la segunda calibración la audición me había "bajado". Es decir, me había acostumbrado a este pequeño impulso que se me dio con la primera calibración entonces no había ningún cambio drástico, no escuchaba mucho. Es más, se podría decir que escuchaba más con el audífono.
Sin embargo, la segunda calibración fue un éxito increíble, por ahora fue la que más me gustó de las dos. El mismo día de esa calibración ya estaba escuchando un montón de ruidos más que antes. Me pusieron dos opciones para elegir: uno que me suena más suave (cuyas frecuencias graves y agudas están más parejas) y otro que tiene los agudos más altos que los graves, haciendo que escuche miles de cosas que con el otro programa no puedo. Ese día usé el primer programa, sino era demasiado. Pero ya al otro día le agarré la mano al segundo, y ahora me gusta incluso más. La calibración fue un jueves; al otro día ya escuché un pájaro! Algo que había esperado por tanto tiempo! Igual todavía no lo escucho tan claro, pero por lo menos está! Ese viernes fue muy alentador: me junté con mis compañeros de curso para festejar que terminamos el año, cocinamos pizzas, comimos, hablamos, nos reímos y demás. El tema es que escuché un montón de cosas! Por ejemplo, los platos, cubiertos y demás cosas metálicas chocando contra la mesada (que con la primera calibración los escuchaba pero en menor medida), los aplausos me volvían loca, notas en las voces, etc. Me encanta escucharlo, sentirlo, por más que no los identifique mucho, pero de a poco me acostumbro y siento como si no tuviera que hacer esfuerzo siquiera; simplemente está ahí. Hoy escuché el chirrido de un tren cuando frenaba, justo que una amiga me comentaba que odiaba ese ruido y yo nunca lo había escuchado. Me encanta estar prestando atención sin siquiera darme cuenta y descubrir tantas cositas nuevas. Me encanta demasiado todo, aunque a veces sea un poquitín molesto. Es cuestión de acostumbrarse nada más. Pensar que hasta escuché un timbre, en tan poco tiempo! Como para no estar contenta! Estoy muy ansiosa por lo que se viene, no puedo esperar a seguir llenándome de sonidos.


domingo, 2 de diciembre de 2012

Escuchar es sentir

Este es un fragmento de lo que escribí al otro día del encendido. Le hice un par de modificaciones para adaptarlo al blog y demás (: Me quedó pendiente lo que pasó durante el reposo y otras noticias bastante importantes que después actualizaré en cuanto termine de redactar mis experiencias más recientes. Mientras tanto, pueden ir leyendo esto:

Sí, una y otra vez me pasó lo mismo: el día anterior a la conexión, a minutos de operarme, al decidir implantarme. Se repite todo el tiempo como si fuese el recorrido de una montaña rusa. Va despacio, te sentís bien hasta que de repente AAAAAAAAAAAAAA y después volvés al estado inicial. Sin embargo, al final te saca una sonrisa, sea cual sea tu experiencia. Así que retomando en donde lo dejé la entrada pasada, quedamos en que al final del día me sentí mejor que a lo largo de toda la semana. Con mi hermano y mi papá después nos quedamos caminando por la calle, disfrutando la noche; mi última noche antes de que la vida adquiera otro color. La disfruté muchísimo, por más simple que fue, y eso me bastó para hacerme sentir bien. Era lo único que necesitaba. La noche parecía encantada. Yo soy una romántica insufrible, me enamoro de detalles muy pequeños como la luz de los postes que le da a la calle, hojas en el suelo, ese clima cálido con vientito que es tan aaaaaaaaaahhggg. Son muchas cosas! Mili, no te vayas de tema, no. Seguimos. A pesar de la linda noche que tuve, el día del encendido a la mañana estuvimos todos con un poco de mal humor, eran los nervios hablando claramente. A lo largo del día se me habían empezado a disipar un poco los nervios, quizás porque todavía no caía en que había llegado el día finalmente. No, no caía en que ya había pasado por la operación y que mis preocupaciones más evidentes se esfumaban. El peso se aliviaba poco a poco. Se aliviaba? No sé, pero nuevamente me volvía a sentir bien. Fue algo muy confuso: imaginaba el momento de la conexión pero no que era YA.
Viajamos con mi hermano, Germán, y mi mamá un buen rato hasta Caballito y llegamos temprano, por lo que hicimos tiempo en una cafetería. Yo estaba extremadamente emocionada, saqué muchas fotos y filmé videos para guardar el recuerdo. Así que llegamos al consultorio, apenas esperamos un ratito y me hicieron pasar. Yo había elegido estar sola durante el encendido porque realmente había pasado por todo sola, y quería salir de ello sola también. Era MI momento. Sin embargo, al final Germán entró conmigo. Allí estaban Gina, mi fonoaudióloga de tantos años que hizo mucho de esto posible, y Silvia, la audióloga especializada en lo que se refiere a los implantes. Apenas entramos nos mostraron todo el equipo con el que venía el implante. Era una caja muy pero muy grande que al abrirla lo primero que encontré fue un peluche implantado! Me hizo el día, es lo más tierno del mundo! Me aferré a ese elefantito durante todo el tiempo que estuve ahí cual nena de 5 años. Finalmente empezamos con todo. Al principio me hicieron un par de pruebas para comprobar cuánto escuchaba, probar, explicado de manera simple, cómo escuchaba las los sonidos de determinadas frecuencias que me "pasaban" por cada electrodo que tengo en el implante. Básicamente era decir cuándo un sonido me resultaba molesto, su intensidad, etc etc (por molesto se entiende que me retumbaba en la cabeza y era insoportable el sonido). Aún así, mi emoción aumentaba poco a poco. Podía palpar el sentimiento de lo que se venía. No me sentía contenta, me sentía extasiada. Esto estaba pasando de verdad, sí! Hasta que llegó. Sí, llegó! "Bueno, ahora vamos a encender el implante. Avisame si sentís algo"....................... Nada. Literalmente, no me di cuenta que me encendieron. O quizás sí, pero no me di cuenta en el momento, fue una sensación muy sutil! La cuestión es que gente previamente implantada me había dicho que iba a escuchar ruidos raros y yo estaba esperando eso. Pero no, casi pasó desapercibido. Y yo, en mi cabeza, me preguntaba y dónde están los ruidos? No fue para nada decepcionante, sino que me sorprendió. Por eso NUNCA ESCUCHEN LO QUE LES DICE LA GENTE. No, mentira jaja pero bueno, fue distinto! Ella me preguntaba si lo sentía encendido, si la escuchaba, y yo respondía no, no siento nada; no, no escucho nada. Hasta que de repente... "Qué fue eso? No, pará, qué fue eso? Lo sentí." Sí! Había sentido algo! Pero no sabía qué era! Y después Silvia me dijo "A ver, escuchás esto? Sssshhhhhhhhh" (la ese hache no lo escucho) Y LO SENTÍ SDKFJNFKJ, de verdad lo sentí! Ahora, recién hace poco me percaté que escuchar es sentir, solo que la gente se acostumbra, siempre está ahí. No te das cuenta que lo sentís. Y para mí estos sonidos agudos eran algo casi desconocido. Me dijo que repitiera lo que hizo ella y cuando lo hice AAAAAAAA QUÉ EMOCIÓN! Me había escuchado! Me estaba empezado a escuchar mi voz! Creo que esa fue la mejor parte, cuando empecé a caer en la cuenta que sí estaba empezando a percibir cosas que antes no. Fue una sensación maravillosa. De verdad estaba pasando! Y encima lo tengo grabado en un video que me saca una sonrisa cada vez que lo veo. Así que bueno, muy emocionados todos arreglamos un par de cosas más, me hicieron preguntas con respecto a la diferencia entre escuchar con audífono y con el implante. Hablé con el cirujano que me operó, nos sacamos fotos todos bien contentos. Le interesó mucho mi caso en particular porque yo, a diferencia de otros implantados, ya escuché en algún momento, además de tener el oído entrenado musicalmente como para detectar los diferentes tonos, dentro de lo que escucho, de una nota. Entonces cuando me habían hecho las pruebas ya estaba diferenciando notas graves de agudas, que es algo muy poco común! Bueno, después de todo me explicaron cómo iba a ser todo por los siguientes días y demás. Si bien me hicieron una calibración bastante baja y como para que no me moleste, siento, digo, escucho cosas que antes no y el resto es re natural! Demás está decir que me mataba de la risa prácticamente todo el tiempo. Como ya dije, volví a mis 5 años, que justo fue el año que perdí la audición. Me sentía contenta, despreocupada, ansiosa por lo que se viene. Después de todo no puedo creer que haya sido tan fácil! Viéndome ahora cómo me sentía antes me dan ganas de viajar al pasado a rescatarme del miedo que tenía; en realidad no había nada que temer! Así como así, en cuestión de minutos se habían desvanecido todas las preocupaciones y volví a estar segura. Segura del camino que quiero construír en mi vida, escuchando, conectada con el mundo. Y fue hermoso cuando entró mi mamá a verme, la persona que más influyó en mi vida, la que me hizo que hoy por hoy esté tan bien como estoy. Se emocionó mucho, todos lo hicimos. Después de tanto trabajo, de ver médicos, hacer trámites, emociones por aquí, emociones por allá... la espera, ya estaba! Ya había pasado todo! Y ahora solo me queda mirar para adelante con la frente en alto y empezar a disfrutar todo aquello que antes no pude. Es más, cuando llegamos a casa Germán estaba tocando la guitarra y se nos ocurrió probar. La última cuerda a mí siempre me sonó igual, directamente no distingo una nota de otra porque no lo escucho (lo mismo con el piano). Pero esta vez pude detectar 3 NOTAS DISTINTAS y cantarlas, que es un montón como para ser el primer día y escuchando tan poco! No, no se imaginan la emoción. Lo que tengo por delante... no tiene precio.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Recta final

Sé que me estoy adelantando y MUCHO, pero esto no puede esperar. La conexión es en exactamente en 2 horas y 20 minutos! Así que retrocedo muy muy poquito para llegar a este momento que hace tanto que vengo esperando que pase. Sí, el salto final.
"Fueron raras estas últimas dos semanas; realmente no sé cómo explicar mi estado de ánimo. Debería estar contenta, no? Sin embargo, la historia se repite, y una y otra vez me vuelve a pasar lo mismo. Es que todavía no veo todo lo bueno que me va a traer esto? Las cosas salieron mucho mejor de lo que esperaba y yo sigo siendo una desagradecida y eso me repudia. Se acerca uno de los días más importantes de mi vida, Jueves 22 de Noviembre, que por cierto también es el día de la música (eso nunca lo voy a olvidar) y yo sigo así. No puedo creer que finalmente haya llegado el día, no puedo. Quiero llorar, gritar, detener el tiempo. Y si no estoy lista? Y si no puedo lidiar con todo? Y si me decepciono y no puedo acudir a nadie? Creo que tengo miedo de volver a quedarme sola, tan solo yo y mis pensamientos y sentimientos, incomprendida."
Bueno, esto lo escribí ayer a la noche y me vi interrumpida por unos mensajes que me mando mi prima, sacando esa parte mía que quería evitar. Justo se había cortado la luz por lo que yo estaba a oscuras, en mi habitación, tirada en la cama escribiendo ese texto. Y sí, me puse a llorar. La estaba pasando mal, eran los nervios hablando; sé que eran los nervios. Estaba siendo bastante dura conmigo misma, creyéndome cobarde porque siempre me agarra miedo a pesar de todo por lo que ya pasé. Siempre lo mismo. En cuanto a las cosas que tengo que agradecer, son muchas, pero eso lo dejamos para después, no me quiero ir de tema. En fin, de pronto veo una luz acercándose a mí en medio de la oscuridad. No, no es una metáfora, era el celular de mi hermano, aunque en cierta manera sí supuso una luz de esperanza para mí. Se acercó, me vio llorando y me preguntó qué me pasaba. Mi llanto aumentó. Él, muy tierno, me secó las lágrimas que corrían por mi rostro y me abrazó. Fue el abrazo más cálido que recibí en mucho tiempo. Me reconfortó. Después llamó a mi papá pero yo realmente no tenía ganas de hablar con nadie. Así que me llevaron a tomar un helado, de todas formas no había nada para hacer con la casa a oscuras. Salimos y me calmé un poco. No hay nada que venga mejor como un poco de aire fresco y helado. Incluso cuando salí me llegó otro mensaje de mi prima: "El miedo paraliza. Es lo contrario al amor. Sos tan valiente que llegando hasta acá ahora falta lo más hermoso".
Uy, no, me tengo que ir y esto debe ser publicado! Prometo que después continúo y para ese entonces ya voy a estar conectada! Ya les informaré cómo se siente todo, cómo fue el momento! Fdkjbfkd se me viene una aventura! Cambio y fuera.

domingo, 11 de noviembre de 2012

En un abrir y cerrar de ojos

Me acosté en la camilla y lloré un poquito más. El cardiólogo me miró, y con una mirada muy cálida y muy relajado me dijo "ahora a dormir". Cerré los ojos y me perdí en un sueño vacío.
Desperté. Parecía que no había pasado nada de tiempo. Fue literalmente en un abrir y cerrar de ojos, para mí, como transcurrió todo. Me dijeron que me desperté a los 45 minutos. Simplemente abrí los ojos, sonreí y me volví a dormir. Al cabo de unas horas desperté nuevamente. Abrí los ojos, esta vez de verdad. Ya había pasado todo y no lo podía creer. Ya estaba adentro, ya había terminado, ya había dado el paso que más miedo me daba. Así como así, al despertar de aquel sueño que no fue sueño, ya había pasado todo. Me sentía mareada, con nauseas, perdida. Estaba pálida y me dolía un poco el costado izquierdo. Recuerdo el trayecto desde donde estaba hasta la habitación. Yo giraba de un lado a otro, no precipitadamente, pero estaba exhausta y no me sentía para nada bien. La gente me miraba y yo no me imaginaba el aspecto que debía tener. En realidad no me sentía tan mal pero debía aparentarlo.
Básicamente, me llevaron a mi habitación y dormí la mayor parte del tiempo. No hice mucho aparte de comer, mirar un poco la tele y dormir. También me hicieron una radiografía que fue el único momento que salí de la habitación durante la estadía en la clínica. Yo saludaba a todos los enfermeros y al personal que me atendía, eran todos muy amables. Me tenían que venir a cambiar el suero y la anestesia cada tanto para que no me doliera y debía moverme lo menos posible. También me venían a preguntar si me sentía bien y demás. Igual yo estaba muy contenta, por ahí fueron los calmantes mismos, pero me sentía bien dentro de todo, todavía anonada por el hecho de que ya había pasado todo lo que temía.
Al otro día me cambiaron la venda y me dieron de alta. A eso de las 10 de la mañana ya me estaba yendo de la clínica. Mi padre me tomó muchas fotos, algunas incluso graciosas, que luego subí a Facebook y donde recibí muchos comentarios que me sacaron sonrisas. Lo mejor que se puede hacer es ponerle humor, nunca está demás. Fue una manera alternativa de aceptar lo que estaba viviendo al compartírselo a mis conocidos, amigos y familiares, algo que no había hecho en el pasado.
Me contaron de todos los familiares y gente cercana que fueron a esperar junto a mis padres y hermano durante la operación. Me alegró mucho saber de todo el apoyo con el que contaba. Incluso el día anterior había ido al colegio a despedirme de mis amigos. Todo transcurrió de la siguiente manera: un par de días antes de la operación me había enfermado. Me dolía mucho la garganta, estaba con tos, moco y demás. Cuestión, el lunes mi médica me dice que tenía que ir a hacerme un estudio porque si me daba positivo y tenía un virus no me podía operar. Sin embargo yo estaba muy segura que no me tenía nada, que no era tan grave, pero debía hacérmelo igual. Claramente, el resultado dio negativo, pero al otro día debí permanecer en mi casa por las dudas. Y yo no me había despedido porque la decisión fue a último momento! Finalmente me dejaron ir a pasar a saludar a la salida del colegio, así que fui a eso de las 4. Llego al colegio, abro la puerta y saltan mis amigos. Cami se me acerca con un cupcake y un encendedor con todos en el fondo cantando el feliz cumpleaños a coro. Se me iluminó la cara, no podía estar más contenta y emocionada. Acto seguido me abrazaron todos, uno por uno, incluso saludé a profesoras, directoras y demás. Comimos cupcakes que cocinó mi muy buena amiga Luli y poco a poco todos comenzaron a retirarse. Me quedé con mis más amigas y ahí fue cuando más lloré. Era la despedida de una vida que nunca más iba a volver a tener, una vida que dejaba atrás y que sería un cambio no solo para mí, sino para los demás también. Además, me entregaron un sobre lleno de pequeñas cartitas que me escribieron entre todos los del curso, gente fuera del curso, profesores, preceptores, directores, etc. y que leí esa misma noche y que me hicieron llorar muchísimo! Pero fue re lindo, me envolvieron con sus palabras cálidas, me hicieron sentir buena persona, como que sí estaba dejando una marca en este mundo por más mínima que sea! Por fin todo encajaba perfectamente! En fin, no podría haber salido mejor. Me estaba adentrando en un nuevo mundo de la mejor manera que se puede imaginar: feliz, segura, acompañada.

domingo, 28 de octubre de 2012

Llegó el día

5:45 AM, 17 de Octubre. Me levanto tranquila, sin nervios latentes. Había dormido poco durante la noche, 4 horas aproximadamente. Me cambié rápido, hice lo que sea que tenía que hacer que no había preparado ya la noche anterior. Di un par de vueltas. Me preparé adelante del espejo como toda mujer, debo admitir. Esperé a que mi familia terminara de desayunar; partimos en auto. Llegamos a la clínica alrededor de las 7. En todo el viaje escuché música con el ipod, mi fiel acompañante.
Llegué a la clínica de bastante buen humor. Mis padres me abrazaron y pude percibir tanto emoción como nervios, yo seguía tranquila. Entramos, me anoto, vemos llegar al cirujano. Por poco lo abrazo, pero me contuve. No, enserio, casi lo abrazo, significa que confío en esa persona y que estaba dispuesta a apoyar la cabeza en el quirófano para que me opere, y eso es bastante decir. Nos adentramos en la clínica, accedimos a un pasillo donde se encontraba el vestuario para pacientes. Yo estaba muy emocionada, muy contenta. Mamá estaba bastante nerviosa, se movía precipitadamente de un lado a otro, casi sin escuchar lo que nos decía la enfermera. Ella parecía amable. Era rubia con reflejos más oscuros, tendría al rededor de unos 30 años, más baja que yo. Tenía unos rasgos faciales un poco cansados. Me pareció percibir que había pasado por esto muchas veces: cierta persona a punto de operarse, nerviosa y omitiéndola. Aunque la operada en este caso era yo, como me encontraba en una dimensión completamente distinta se tenía que dirigir a mi madre, que también la omitía. Ella nos indicó lo que teníamos que hacer con nuestras pertenencias, ropa y demás. Me despedí de mi papá y mi hermano con un abrazo y los vi atravesar las puertas que separaban el anteúltimo paso antes de la cirugía de todo lo demás.
Nos metimos en el vestuario. Mi madre seguía moviéndose apresuradamente de un lado a otro. La enfermera nos dio indicaciones de lo que nos teníamos que poner y se retiró. Yo me cambié en un suspiro, contenta de la vida. Hasta el momento nada parecía preocuparme ni atemorizarme. Salimos de la sala, yo muy divertida con mi bata y gorra, y pude alcanzar a ver a gente del otro lado del vidrio, a lo lejos, con sus miradas posadas en mí. Podía sentir la curiosidad: de qué la operarán? por qué está tan feliz? qué le pasa? qué tiene? En fin, vi llegar a mi fonoaudióloga de tantos años, Gina, que también fue a cambiarse. Pronto las tres entramos en un pequeño sector rodeado por cortinas donde había una camilla, la anestesia, y demás cosas básicas para mi preparación. Y fue ahí cuando comencé a flaquear.
Me acosté en la camilla y empecé a llorar. Sí, tenía miedo. Había soñado un montón de veces con el momento en el que me ponían la anestesia y me despedía de todo. Aparecieron dos enfermeras más que trataron de tranquilizarme junto con mamá y Gina. Una incluso me abrazó y estuvo todo bien hasta que me tuvieron que poner la primera inyección. Sacó una jeringa, preparó todo y procedió a inyectarme la primera dosis de suero y anestesia. Una punzada recorrió por todo mi cuerpo, me acuerdo que fue horrible, hasta que después se empezó a aplacar de a poco.  Pero yo seguía llorando, me calmaba y volvía a romper a llorar. Mi mamá y Gina me sonreían, yo les devolvía la sonrisa con los ojos todos llorosos, de verdad quería parar de llorar. Miraba hacia mi costado arriba y veía caer las gotas del suero y la anestesia, una por una, a ritmo constante, y deseaba tranquilizarme, que pase todo ya... Clac, clac, clac. Por suerte me dejaron tomar el ipod y escuchar música clac y ahí clac me tranquilicé un poco clac clac. Empecé con canciones lentas para calmarme y terminé escuchando temas mucho más coloridos y alentadores mientras Gina y mamá me calmaban y mimaban, y el clac clac clac por fin dejaba de tener tanta importancia.
Yo pensé que me iban a dormir ahí, pero no fue así, por lo que la espera se me volvió interminable. Finalmente llegó el momento, me tenía que parar y dirigirme hacia el quirófano. Fuimos caminando lentamente, yo apoyada en alguna persona, no recuerdo bien quién, con el suero y la anestesia en la mano. Entramos al quirófano. Me lo había imaginado mucho más oscuro como en las películas o series. Sin embargo estaba todo iluminado con su personal trabajando metódicamente, repitiendo un proceso. Tan familiar para ellos, tan nuevo para mí.

martes, 16 de octubre de 2012

Dejar entrar el sonido

(11/10/12) Ajam, faltan 6 días para implantarme. Qué raro! Es como si todavía no cayera en la cuenta que se viene, que inevitablemente se viene. Y estoy contenta, de verdad que sí, pero era de esperarse que me agarrara un poquito de miedo por el tema del quirófano y demás. Digo, no? A quién no le dan miedo las operaciones? No es tan fácil entregarse completamente y perder el control de tu cuerpo y mente, de lo que te pasa o va a pasar, la anestesia. Eso en realidad es lo que más miedo me da, no saber cómo va a ser, qué voy a sentir, si me voy a arrepentir. Probablemente cuando pase todo y lea esto piense que estaba loca después de todos los beneficios que voy a ganar.
Pero hay algo que me desconcierta aún más y es de las cosas más absurdas. Como tengo que hacer reposo voy a estar ausente por un tiempo, y esta ausencia de alguna manera la coloco en el mismo lugar de la muerte. Es decir, y reitero que es completamente absurdo, qué pasaría si me muero? No por la operación, sino por casualidad. Qué lugar ocupo en la vida de los demás? La vida sigue, sin más? Se olvidarían de mí? Y eso me puso a pensar mucho sobre los planes que tengo para mi vida, del tipo de persona que quiero ser. El implante definitivamente me acerca a eso, me va a conectar con el mundo.
(15/10/12) Y ahora el implante ya es pasado mañanaaaaaaaaaaa! Y me estoy poniendo nerviosa, ansiosa, miedosa, todosa, pero de alguna manera sigo tranquila. Fuck me, right? Mi capacidad para controlar ese tipo de sentimientos frente a la gente es terrible. Todos me preguntan cómo me preparo, si estoy contenta, etc etc; mis respuestas son siempre las mismas. Estoy bien! Pero no.
(16/10/12) Es buenísimo ver cómo evolucionan mis sentimientos y pensamientos con respecto a la operación a medida que me acerco a la fecha. ES MAÑANA! Y estoy bastante tranquila por el momento. La gente me está apoyando mucho, me demuestra su amor, cariño y afecto, y me hace sentir bien! Ya no le doy tanta importancia a eso que puse al principio, se me pasó. Me había olvidado de poner lo más obvio, que sería cuánto va a cambiar mi vida después de esto. Empiezo una etapa completamente nueva. Dejo entrar el sonido y... quién sabe a dónde me va a llevar? Pero es positivo, no me tengo que olvidar de eso. Me siento bien, segura. No hay manera de que salga mal. Quizás sí, pero lo único que me importa es que yo me siento bien. Cuando me agarra ese tipo de seguridad, de certeza... no hay nada que lo pueda cambiar. El sentimiento llegó para quedarse, y sé que todo va a salir bien. Tiene que salir bien. Todo lo que hice, lo que crecí con esta experiencia me va a llevar a un lugar mejor, me prepara muchísimo para todo. Sin embargo, me tengo que focalizar en el presente, en lo que siento ahora. Y sé que es el momento adecuado, no podría estar más preparada. Lo asimilé, lo procesé, y ahora estoy lista para ponerlo a prueba. Yo puedo. Sé que puedo.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Carta de aliento (última parte)

Hola Millie! Me pasó tu blog Juliette, y lo leí y quise escribirte un comentario, pero no pude publicarlo porque no tengo blog (creo que fue por eso, no manejo mucho estas tecnologias jaj).
Quería comentarte que una oración que escribiste " Por qué conformarme con poco?" contiene una verdad enorme!! ¿Por que conformarte con poco si te merecés lo mejor de la vida, como todo ser? Todos los cambios asustan, todos nos asustamos ante lo desconocido. Y nos acostumbramos a vivir mal, el 99% de las personas, cada una con su dolencia o dificultad por superar, oído, vista, circulación, bla bla y ni hablar del ánimo! Nos acostumbramos a vivir tristes, apagados, alienados, desconfiando, teniendo miedo, y llegamos a pensar que eso es lo normal, lo natural. De ninguna manera. Por lo que leí en tu blog sos una persona valiente, alegre, buscadora, creativa, talentosa. Y que tiene ganas de ESCUCHAR lo que la vida tiene para decir a través de mil formas. El oído no es indispensable para escuchar la vida, pero la verdad es que oír ADEMAS de escuchar de otras maneras, te puede aportar muchas cosas hermosas que van a contribuír a tu plenitud como persona, a tu desarrollo, a tu felicidad, a que no te pierdas nada que tal vez tengas ganas de hacer que incluyen el sentido del oído, hoy o el día de mañana. Por qué perdértelo? Siempre que tenemos algo así que nos asusta por delante creemos que es un fantasma enorme, lo peor del mundo, y cuando damos el paso y ya está... no podemos creer que se trataba de algo tan simple. 
Disculpá si te invadí el face con este mensaje sin permiso jaj... sólo quería decirte estas palabras y alentarte porque no hay nada que perder!!! y mucho por ganar.
Hermosa la pintura de colores que tenés en el blog!
Te mando un beso, 
Caro

Sí, justo después de ese episodio que pasé en el colegio me encontré con esta linda sorpresa en el inbox de mi Facebook. Imposible de esperar. Fue increíble cómo después de estar verdaderamente dispuesta a dejar entrar el implante en mi vida se me abrieron un montón de puertas diferentes. Empecé a ver lo bueno en vez de lo malo. Había tocado fondo y caí en la cuenta que no me quedaba nada sino mejorar con el implante. Pero esto no se trata de mi caso particular, de mi audición; puede ser cualquier tipo de decisión. Siempre nos van a dar miedo los cambios. Nunca sabés si va a ser bueno o malo, si te va a perjudicar o beneficiar. La vida es así, está llena de incertidumbres y eso es lo que hace que valga la pena vivirla. Si ya supiéramos de antemano cómo sería todo no existiría el factor emocionante que hace que sientas curiosidad, miedo, valor, ansiedad, alegría, en fin, todo un menjunje de sentimientos que, al fin y al cabo, son muy lindos y que nutren nuestras vidas. Me daba miedo, pero lo afronté y ahora me siento más fuerte que nunca. Nada es casualidad, como bien dijo Caro, todo forma parte del camino que estamos creando. Poco a poco todo empieza a encajar. "Y fue lo mejor que me pasó en el día, porque si no me hubiese hecho esa pregunta el profesor, yo no hubiese llorado ni hubiese hablado con Elena ni hubiese estado segura hoy que me lo tengo que hacer, que me lo quiero hacer". Eso mismo lo incluí en la respuesta que le mandé a Caro (una amorosa, deberían haber más personas como ella) y me alegra decir que hoy, Lunes 10 de Septiembre, estoy esperando con grandes ansias la operación que se va a realizar el 17 DE OCTUBRE! Sí, señores. Ya tengo fecha para el implante y no puedo estar más contenta con la decisión, probablemente la mejor de mi vida. Así que ánimo, que la todo vale la pena! La vida vale la pena (:

ESE momento (parte III)

Dolieron esas palabras, y mucho. Me sentía impotente porque no podía hacer nada. Lloraba, y no podía hacer nada. No cambiaba nada. Qué iba a hacer? No quiero pensar. No quiero hablar. Dormir. Nuevo día. Tratar de olvidar. Dejarlo atrás y seguir adelante.
Clase de Economía Política, sentada en el fondo. Nunca entiendo nada lo que dice Alex, el profesor, no modula. Bajón. Agarro mi cuaderno de dibujo y comienzo a trazar una línea, una curva, otra línea: una gota. Lo repito en distintos tamaños. Me gustan las gotas. Son transparentes, delicadas, perfectas a su manera. Pinto los contornos de color azul, y el fondo gris con lápiz. Mili. Mili. Me escuchás? Te estoy hablando. Levanto la cabeza y ahí estaba Alex, mirándome desde atrás de sus anteojos redondos, tratando de llamar mi atención. Lo miro, me mira. Qué pasa? No me escuchás?  No. Y si te sentás adelante no vas a escuchar mejor?  Es lo mismo. No entendés nada de nada?  No entiendo nada de nada. No funciona el aparato?  No. No funciona nada, ya no sirve más nada. BAM. Me pegó fuerte lo que le contesté, "ya no sirve más nada". Silencio.

Alex se alejó y siguió dando la clase como si nada. Pero yo no, a mí me afectó. Me levanté de mi banco tratando de contenerme. Sin embargo, cuando llegué adelante para pedir permiso para salir ya había estallado. Salí de la clase bien rápido y fui directo al baño. Me descargué un buen rato. Salgo y estaba Luli, una de mis mejores amigas (y qué haría uno sin amigos?) e inmediatamente nos abrazamos. Me sentí contenida, lo necesitaba. La abracé sin darme cuenta que a partir de ese momento todo iba a mejorar. 
No me dijo mucho, los gestos pueden llegar a valer más que mil palabras entre nosotras, y este fue el caso. Me hizo sentir mejor, que no estaba sola, que aún sin que me entiendan completamente iban a estar ahí para sostenerme. 
Cuando salimos me dio la idea de hablar con Elena, la psicopedagoga del colegio. Ahora, MUY pocas veces encontramos tiempo para hablar con ella porque está ocupada, y además porque viene solo 2 veces por semana. Así que fue un regalo del cielo que ella haya estado ahí, en ese momento, para ser la persona que me haga pensar desde otro punto de vista, que me inspire confianza y que me ayude a avanzar con mi vida. Elena no es tan solo una psicopedagoga. Ella me escucha, me alienta, y siempre tiene las palabras justas para todo. No sé cómo se llaman las personas así, pero de cualquier manera siempre me inspira con todo lo que hace por mí y por los demás.
Nos sentamos a charlar. Me preguntó qué me pasaba, qué sentía, me compartió sus historias de vida. En una me dice "te das cuenta que cuando te implantes vas a escuchar la vida?". LA VIDA, que es lo que yo quiero vivir como se corresponde. Y por más miedo que me daba, ella me mostró que las cosas sólo podían mejorar, me reconfortó, me inspiró seguridad y tranquilidad. Y fue lo mejor que me pasó en el día, porque si no me hubiese hecho esa pregunta el profesor, yo no hubiese llorado ni hubiese hablado con Elena ni hubiese estado segura hoy que me lo tengo que hacer, que me lo quiero hacer.

sábado, 25 de agosto de 2012

Antes del cambio (recapitulación, parte II)

Yo seguía con ese miedo adentro mío que no me podía sacar. Me repetía constantemente que iba a ser positivo, que no tenía por qué tener miedo, que esto me iba a ayudar! Pero por más racional que sonaba, me seguía doliendo. Yo mencioné que en un punto dejé de llorar, pero después volvió. Lloraba cada vez que hablaba de mi audición o del implante. Lloraba por dentro sin que nadie se diera cuenta, y el tiempo pasaba y pasaba y todavía no estaba en paz con la decisión de implantarme. Sabía que lo tenía que hacer tarde o temprano, pero no quería, y si no quería estaba todo perdido. Estuve mucho tiempo en este estado, tratando de aceptarlo, pero todavía no lo quería. No sabía cómo hacer para quererlo. Y si no querés algo, no vale la pena buscarlo, no tiene sentido. Hasta que llegó un día, el día que iba a cambiarlo todo. Tuve muchos momentos "reveladores", pero ninguno como este, porque gracias a ese mismo día pude avanzar finalmente con mi vida, dejé de quedarme estancada en el mismo lugar.
Hubo un momento en el que intenté escribir sobre el tema, pero lo dejé a la mitad: "Pasa el tiempo, cada vez me alejo más de mi mundo y me meto en uno nuevo. Escribir era lo que mantenía dentro de mi propia realidad, pero con tantas cosas pasando constantemente era imposible no tener presente el mundo real, la vida que pasaba delante de mis ojos. Es casi paradójico, si te ponés a pensar. Se suponía que tener los pies en la tierra sería algo bueno, pero ahora me encuentro con que solo estaba para distraerme de mi propio mundo, donde reinan mis pensamientos y donde no necesito dar explicaciones, donde todo tiene sentido; mi locura racional. ¿Qué pasaba en el mundo real? En éste me percataba cada vez más de cuánto me fallaba la audición, de cuánto me estaba desprendiendo de todos, alejándome de todo simplemente por no tener la capacidad de comunicarme con el resto, simplemente porque no tenía el cable que me conectaba al mundo. Y yo podría haber escrito sobre todo esto para poder pensarlo otra vez, para analizarlo mejor, y sin embargo no encontraba el tiempo para hacerlo, o las palabras.
Pasé mucho tiempo aferrada a ese miedo que le tenía al implante, al gran cambio, a la idea de que nada vuelva a ser igual. Fue un proceso muy largo de asimilación que nunca hubiese concluido a no ser por una serie de episodios que ocurrieron dentro de una semana."
Fue una suma de eventos que vinieron uno atrás del otro, como si estuviera destinada a pasar por ello y todo al fin parecía encajar perfectamente. Estamos hablando de hace un par de meses, en Marzo, no recuerdo qué día, pero sí todo lo que pasó. El día anterior había ido a la psicóloga, Martes a la tarde. Habíamos estado conversando acerca de mi implante, porque la fecha ideal giraba en torno a las vacaciones de invierno y yo todavía no lo había asimilado. El tiempo cada vez era más corto y se me venía encima. Sentía mucha presión por aceptarlo YA, porque era el tiempo de hacerlo y no lo podía postergar más. Las vacaciones eran el momento justo porque se adecuaba a mi vida, iba a tener tiempo para el reposo, no iba a tener que faltar a clase, y ya para el año que viene podía estar bien. Tenía mucho sentido y sin embargo, yo seguía luchando contra eso. Cuestión, hablábamos con ella de mi audición, de cómo me sentía actualmente, y me puse a llorar como nunca antes lo había hecho. Me acuerdo que le dije "nadie me entiende, nadie entiende lo que siento, nadie sabe nada". Me sentía sola. No podía pasar por esto sola. Sus palabras resonaron en mi cabeza: "Veo que no estás lista. Lo vamos a tener que postergar". Nueva catarata de lágrimas. Ese momento se sintió como una derrota. Todo el esfuerzo que había hecho para evitar esas palabras se desvaneció en dos segundos.

jueves, 23 de agosto de 2012

El Muro (recapitulación, parte I)

El pequeño pasaje que va a aparecer a continuación lo escribí hace poco. Hace mucho que no publicaba en el blog y tengo TANTAS cosas para decir que no sé por dónde empezar. La vida me sorprendió una vez más. Por eso, quiero empezar la recapitulación del proceso por el que pasé para terminar así, hoy, escribiendo estas palabras. 

   Corro. Me choco contra una pared de ladrillos y caigo. Me levanto y corro de nuevo. Vuelvo a chocar. No pasa nada, se puede correr para otros lados, me digo. Me levanto una vez más y en esta oportunidad ya no corro, troto. Voy mirando, buscando. Buscando qué? Una salida, un muro el cual atravesar? Puede ser. Yo solo sigo para adelante. Uf, el muro de nuevo. Qué es esto? No quiero seguir si siempre me pasa lo mismo, siempre vuelvo a chocar, siempre termino en el mismo lugar. Pareciera que las caídas anteriores no me enseñaron nada. Pero qué? Se supone que me tengo que quedar inmóvil, olvidando la suave brisa acariciando mi rostro cuando corro? Olvidando el sentimiento de libertad, de poder, de control sobre mi cuerpo; controlando mi respiración, mi pulso, mi velocidad, mi todo? Hay veces que el éxtasis dura más tiempo, mi paz interior parece que va a durar para siempre. Pero cuando menos lo espero, el muro de nuevo. Hay veces que ni siquiera corro, solo camino, subconscientemente evitando otro choque. Pero en esos momentos no siento nada más que enojo conmigo misma por dejar pasar el tiempo, por desaprovechar el viento. Qué vas a hacer? Por qué no buscás otra alternativa? Vos podés. No te da curiosidad saber qué hay del otro lado? Pero primero tengo que saber de dónde sale esa pared. Qué hice? Soy yo o hay alguien que lo maneja desde afuera, o que también trata de salir pero al mismo tiempo entra donde estoy yo? Hay alguien afuera? Hay alguien adentro? Y si no lo maneja nadie? Y si simplemente están porque tienen que estar, porque de esa manera tenemos un desafío por delante que nos impulsa a seguir corriendo? De nuevo las preguntas. Veo tantas paredes por todos lados que termino creando mis propios muros dentro de mi mente. Caminos que no llevan a ningún lado, laberintos infinitos de los cuales desconozco su fin. Pero para qué quiero conocer su fin? Lleve donde me lleve, yo creo que voy a terminar bien.

    Un ruido, un temblor, un viento suave me atraviesa y sorprende desde atrás. Me doy vuelta. Se cayó un muro. Y ahora? Corro. Me choco contra una pared de ladrillos y caigo. Me levanto y corro de nuevo…

lunes, 11 de junio de 2012

La vida es muy corta para no ser feliz


La vida es muy corta
para no vivirla plenamente,
la vida es muy corta
para no disfrutar de cada segundo que respiramos,
la vida es muy corta
para no detenernos a ver las nubes,
la vida es muy corta
para no perdonar los errores,
nuestros y de los demás,
la vida es muy corta
para vivir para trabajar,
la vida es muy corta
para no disfrutar de nuestros seres queridos,
la vida es muy corta
para no sonreír lo suficiente,
la vida es muy corta
para no hacer las cosas que nos dan felicidad,
la vida es muy corta
para no besar a alguien todos los días
la vida es muy corta
para no tener un amor verdadero,
la vida es muy corta
para complicarla con cosas simples
la vida es muy corta
para no aprender lo más rápido posible de nuestros errores
la vida es muy corta
para no hablar con ese alguien que hace que se nos caigan las medias
la vida es muy corta
para hacer tantas, pero tantas cosas,
que nunca acabaría de escribir.
Simplemente, la vida es muy corta
¡para no vivir en paz y no ser feliz!

sábado, 10 de marzo de 2012

Mi tarde de sábado

Alguna vez conocieron a una persona cuyas palabras hayan quedado marcadas en su mente y su persona? Una persona que sea capaz de brindarte las palabras que nadie más pudo aún sin estar consciente de ello? Hoy tuve el privilegio de conversar con la madrina de mi papá, una mujer que a simple vista nunca me hubiese imaginado que me proporcionaría las palabras que necesitaba. Que a simple vista solo era una mujer mayor, con dificultad para caminar, pero aún así irradiaba fortaleza y seguridad. Y hablar con ella no hizo más que confirmar mis pensamientos.
Estábamos sentadas, mi mamá, ella y yo, cuando repentinamente decido preguntarle por una foto que me habían mostrado suya, de cuando era joven, montando una moto. Me llamó la atención, y quise saber la historia detrás de ésta. Cosa que una anécdota nos llevó a la otra y terminó contándome de su vida, sus experiencias y aprendizajes, sus pensamientos en general. Pareciera que estaba destinada a escuchar las palabras correctas que salieron de su boca, porque cada tanto me perdía, y no entendía muy bien lo que me contaba, pero aún así pude rescatar lo mejor.
Lección número uno: hay que restarle importancia a lo que digan los demás, que en la única persona en la que hay que confiar y creer es en uno mismo, porque si uno no lo hace, el resto tampoco lo va a hacer (que no es nada nuevo, pero que te lo diga una persona que pasó por tantas te da otro tipo de seguridad). Hay veces que vamos a tener que transitar solos por la vida, y lo único que nos queda es seguir adelante, confiando en uno mismo.
Lección número dos: todo depende de la perspectiva que adoptes. Si vos creés que valés lo suficiente, no te vas a enganchar con lo que te dicen los demás. Si llegás a encontrarte con algún comentario negativo, depende de vos cómo manejarlo. Si le das importancia, te va a terminar carcomiendo, y sino lo podés tomar y convertirlo en algo bueno, verlo como una oportunidad ya sea para fortalecerte, formarte una mejor opinión de la persona que te lo dijo, cambiar algo negativo, lo que sea. O sino está directamente no escucharlo. Ojo, hay que ver cuáles cosas ignorar y cuáles no. Depende de cada uno.
Lección número tres: ya aprendiste lo suficiente como para saber que está bien y qué está mal, solo vos decidís eso. Ahora, uno nunca termina de aprender, pero hay que sacarle el máximo provecho a todo lo que venga (*). Si vos creés que seguir tus instintos es lo correcto, hacelo. De lo contrario nunca vas a quedar satisfecho con la decisión que hayas tomado, y no lo vas a ver de manera positiva. Nadie sabe qué es bueno o malo para vos como vos mismo. Estás solo a la hora de tomar decisiones.
(*) La conversación fue así: -"Vos ya aprendiste lo suficiente, ahora hacé lo que te parezca. Fijate qué está bien o mal dentro de tus propios términos".
- "Pero para mí me falta aprender un montón de cosas todavía".
- "¿Y te pensás que a mí no? Uffff, imaginate si fuese así! Nadie aprende todo en una vida." = GENIA.
Lección número cuatro: la vida está llena de incertidumbres y miedos que están para superarlos y vencerlos. Esta "lección" se relaciona mucho con la primera, ya que si no crees en vos mismo no tenés de dónde sacar la fortaleza para luchar contra lo que te toque enfrentar. Ella me dijo que la vida a veces es como un callejón oscuro, nunca sabés lo que podés llegar a encontrar ahí, y que por más miedo que dé, hallar la fortaleza para entrar y salir de allí depende de vos.
Última lección: hay que adaptarse. No necesita mucha explicación esto. Simplemente se trata de adaptarse a las circunstancias, porque todo pasa por una razón que va más allá de nuestro entendimiento. Hay que aprender a vivir de la mejor manera, no importa lo que esté pasando alrededor.
Me dio mucho para pensar. Si bien no eran cosas que no sabía, usó los ejemplos perfectos para explicarlos, y de verdad llegó a mí. Todo lo que aprendió la dejó satisfecha con su vida, y se notaba que estaba en paz. Me hizo pensar lo del implante una vez más, y sé que me lo tengo que hacer, que al fin y al cabo es lo que la naturaleza me dio y que tengo que aprender a vivir con ello.
Linda tarde de sábado.

lunes, 5 de marzo de 2012

Un nuevo comienzo

Hace unos meses me empecé a percatar de lo mal que estaba en cuanto a mi audición. No era como si antes no lo supiera, pero en un momento en particular tuve un click y me dije "wow, esto de verdad me está afectando".  Desde los 5 años convivo con este problema, por lo que básicamente mi vida se basó en adaptarse a las circunstancias y buscar lo mejor para mí. Nunca lo había visto como un problema muy serio ya que no suponía ninguna complicación para mi desarrollo y desempeño en la vida.Y me acostumbré a vivir así, este es mi estilo de vida. Llegué a tal grado de comodidad que dejé de darme cuenta lo mucho que me estaba retrasando y perjudicando. Fue justo hace un par de meses que me dijeron que era el momento de implantarme antes de que empeore. La mayoría de las veces me mostraba reacia a la idea de una operación, "si total no lo necesito", pensaba, y la mayor parte del tiempo evadía el tema. Era como que si no lo decía en voz alta el problema no existía. Pero lamentablemente empecé a darme cuenta de lo equivocada que estaba, que inevitablemente estaba empeorando, y que sí o sí me tenía que implantar. Entonces comenzó todo el proceso de preparación psicológica, porque claramente estaba asustada hasta la médula. Al principio no podía identificar cómo me sentía con respecto al implante. Definitivamente no era algo positivo: cada vez que hablaba de mi audición lloraba, pero sin saber la razón, la causa de esas lágrimas. Entonces empecé a ir a la psicóloga, y eventualmente dejé de llorar. Pero me sigue dando miedo, sigo muy asustada, y no puedo encontrar consuelo en nada, excepto en lo que escribo y dibujo. Es mi única manera de expresarme y de liberar mis sentimientos y pensamientos que nadie más puede comprender (o eso es lo que creo) ni expresar con palabras excepto yo misma.
Me acuerdo que fue mientras me hacían una de las audiometrías más recientes que me percaté de mi realidad. Pero no fue porque obtuve resultados mediocres, sino por una frase en particular, que luego se convirtió en mi lema: Viva la Vida. Había visto un dibujo que tenía esa frase y al toque se me pegó. Mientras me hacían la audiometría me puse a dibujar, para distraerme un poco y mantenerme tranquila, y esa frase me vino a la mente. Fue cuando iba por la mitad del dibujo que me puse a pensar en su significado. Me dije: "Me estoy conformando con poco. ¿Por qué rechazar la oportunidad de escuchar bien y de vivir la vida como se debe? ¿Por qué no aprovechar la oportunidad? ¿Acaso no me estoy perdiendo millones de cosas sólo por no escuchar?". Ahí me dí cuenta de la poca independencia que tenía, que este problema me perseguía, y que siempre servía como excusa para mantenerme aislada. No voy a mentir, le saqué el jugo a esta desventaja, y como ya dije previamente, me acostumbré, construí mi vida alrededor de esto. Esta es mi realidad. Y cambiarlo de repente supone mucha incertidumbre. No sé qué va a pasar, no sé si va a ser mejor o peor, no sé si me va a gustar lo que escuche o no. Son demasiadas preguntas que nadie puede responder porque cada persona es un caso particular. Y mientras tanto tengo a toda esta gente que me dice "me cambió la vida", "estoy re feliz", o familiares y amigos que me re apoyan y que no pueden creer que no quiera hacerme el implante ya. Porque no saben lo que se siente, sería como empezar todo de nuevo, desde cero, y por más que tenga la capacidad de hacerlo, ME DA MIEDO y me angustia tanto suspenso.
Abrí este blog con el propósito de escribir para ayudarme a mí misma, y hasta quizás algún día le sirva a otra persona. Pero por ahora sólo necesito escribir, descargarme, buscar un cambio de perspectiva para poder alegrarme y ver el lado positivo, luchar contra mi miedo. (Y demás está decir que voy a poner cosas que no tienen que ver con nada, porque sí, para suavizar la cosa y que no sea tan dramático jajaj). No sé a dónde me va a llevar este blog, pero ciertamente sé que me va a ayudar.